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Ética, sostenibilidad, responsabilidad y diseño: redefiniendo desde una visión integral

Fotograma de la película 2001: Una odisea en el espacio (Kubrick, 1968).

Primer semestre como profesora en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) de la asignatura ‘Ética y sostenibilidad en el diseño’. Primera actividad a realizar por los y las estudiantes: ¿Cuál es la relación entre ética y diseño? ¿Cuál es la responsabilidad del diseñador/a en la construcción del mundo material que nos rodea?

 

REFLEXIÓN 1:
Para empezar estaría bien saber qué valores queremos transmitir cuando diseñamos un producto o servicio. Pero, ¿qué son los valores?

  • Carriles intangibles que guían nuestras acciones.
  • La plenitud personal y el bien común de la sociedad están más ligados a bienes intangibles que a bienes materiales.
  • La crisis ecológica se convierte en realidad, la expresión biosférica de una crisis cultural más profunda. Crisis de cómo percibimos nuestro lugar en el mundo.
  • Visión del mundo> percepciones y creencias> valores> actitudes> acciones.

Así pues, nuestra visión del mundo guía nuestras acciones.

 

REFLEXIÓN 2:
Para tratar de explicar la relación que existe entre la ética y el diseño podemos empezar hablando de lo que es el diseño y de qué objetivos persigue. Según la RAE se trata de la «actividad creativa que tiene por fin proyectar objetos que sean útiles y estéticos». El informe Cox realizado por Design Council de Gran Bretaña define el diseño como: «Lo que enlaza creatividad e innovación. Da forma a las ideas que se conviertan en propuestas prácticas y atractivas para los usuarios o clientes. El diseño se puede describir como la creatividad empleada para un fin específico».

 

REFLEXIÓN 3:
Últimamente se habla de ‘diseñar para las personas’ y a esto se le llama ‘diseño social’. Pero en muchos casos se desvirtúa el significado de un enfoque tan básica e importante como esta. Porque, ¿para qué personas diseñamos?

  • ¿Para las personas-empresarias que dirigen las fábricas y marcas productoras?
  • ¿Para las personas que extraen los materiales necesarios para fabricar el producto?
  • ¿Para las personas que trabajan produciendo y fabricando los productos?
  • ¿Para las personas que los transportan y los venden?
  • ¿Para las futuras personas usuarias y consumidoras?
  • ¿Para aquellas que los recuperarán, repararán, reutilizarán?
  • ¿Para los recicladores?
  • ¿Para los futuros habitantes del planeta?

¿Quizás para todos y todas sería el objetivo principal de un buen diseño? Entonces, cuando se habla de diseñar para las personas, ¿para qué personas? En algunos casos nos centramos en hacer productos que pueda ser utilizados por todos sin pensar en las fases del ciclo de vida inicial y final. Cuesta mucho integrar una visión global donde todo el proceso sea beneficioso para el máximo de personas posibles.

 

REFLEXIÓN 4:
Recopilatorio de propuestas de los y las estudiantes de mi aula de la UOC al respecto:

• La importancia de aprender a cuestionar la necesidad.

«El trabajo humano no debería producirse nada que no valga la pena, y este trabajo no debería ser degradante para los trabajadores» (William Morris).

• … vivimos en un presente de productos masificados … donde predomina la superproducción sobre la funcionalidad y originalidad … todo está subordinado a intereses económicos, la consagración del dinero y la rentabilidad como medidor del bienestar social.

• Por esta razón, los derechos humanos deben ser la base sobre la que se asiente un diseño «ético». Si prescindimos de ello, reducir el esfuerzo humano o mejorar la experiencia del usuario (y usuaria) no tiene sentido al no aportar progresos en el mundo.

• La implicación del diseñador. Todos estos cambios y transformaciones derivarán en un nuevo orden mundial y el principal sujeto debería ser la ciudadanía. Rechazar el consumo masivo, el mercantilismo social y promover las libertades y la igualdad de oportunidades entre todos los ciudadanos más allá de religiones, etnias o fronteras.

• Todo esto debería ser propósito de un diseñador junto con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas, más allá de satisfacer o crear necesidades nuevas. En definitiva, fusionar ética y sostenibilidad dentro del diseño de manera que formen parte de su ADN, para así luchar contra las consecuencias negativas que trajo la globalización.

• Si mantenemos una ética moral en nuestros diseños, romperemos con la idea de que el diseño es algo destinado sólo al primer mundo, a las clases sociales más altas y a que nuestras ideas queden atrapadas en productos exclusivos

• Esta cultura capitalista ignorará el tener en cuenta un carácter crítico respecto a los parámetros socioculturales y no utilizará todo el potencial del diseñador dentro del desarrollo del futuro de nuestra sociedad, ignorando la concepción del diseño como medio de formación de relaciones entre la persona, lo artificial y la naturaleza.

• Por eso mismo nació el Design Council, concienciar para ayudar. Poco a poco irá creciendo la cultura del diseño, incluso en Estados Unidos se habla ya de una clase creativa que estaría entre la clase trabajadora y la capitalista, no creo que esto sea un avance social ni mucho menos pero puede ayudar -nos a que la clase trabajadora no esté cada vez más ahogada por la clase social dominante.

• El diseño debe ser sobre todo respetuoso, capaz de cubrir una necesidad sin posibilidad de crear con ello una segunda vía que acabe dañando a un tercero.

Integración, responsabilidad, sostenibilidad, respeto … El mayor reto y por tanto responsabilidad del diseñador en el futuro será cumplir con estos valores a la vez que se huye de la creación como respuesta a la llamada del mercado.

• Como indica Raquel Pelta, el diseño sostenible pasa por una visión analítica, ética y responsable que cuestiona modelos que han asumido hasta ahora. Esto no es más que un espíritu conformista que según Victor Papanek ha crecido de forma vertiginosa y es muy peligroso ya que nuestra capacidad de resolver problemas de forma creativa es cada vez menos corriente, y en lugar de pensar en cómo haremos para hacer un diseño mejor, nos centramos en la adaptación de los diseños, y esto es otra forma de conformismo. Los obstáculos culturales ponen trabas al perfeccionamiento y nos inhiben de crear métodos nuevos.

• No tendremos siempre la seguridad de que nuestros productos o servicios están utilizando con la finalidad para la que fueron construidos. Pero al menos, deberíamos negarnos a diseñar soluciones la propósito inicial pueda ser de dudosa moralidad.

• En el futuro, sin despreciar algunos movimientos o sistemas que han nacido en el pasado, tendremos que desarrollar un modelo de diseño basado en el conocimiento y el respeto mutuo, en el diálogo entre las diferentes formas de ver el mundo. Que favorezca el intercambio cultural y la aceptación de los demás y que deje de lado la imposición, la intolerancia o la desigualdad que ha imperado en el pasado siglo. Hemos instaurar estrategias dirigidas a crear un nuevo espacio global de progreso que desdibuje las distancias entre etnias, religiones y fronteras.

Consumimos por una necesidad lógica, sostenible y consciente o es la necesidad misma de consumir lo que nos guía? Deberíamos reflexionar sobre el poder del diseño en la comunicación y en establecimiento de actitudes de impulso comercial (encaminarnos de forma consciente a la reflexión de las necesidades y del slow-design).

• Me gusta pensar en el concepto «Utilitarismo de barrio» y como el capital a través de sistemas de producción masiva, a costos muy bajos y con productos de menor o baja calidad, ha logrado instalarse en la necesidad de determinados espacios sociales. Como ejemplo podríamos reflexionar y asociar la intrusión del mercado chino, con objetos de primera necesidad y / o caprichos a precios muy baratos y accesibles?

• Necesitamos actuar, no sólo como diseñadores/as, sino como personas y yo creo que la solución será cuestión de estudio, formación, de honestidad y de resistencia.

• Un ejemplo concreto de estas nuevas formas de diseñar es el de Daniela País, una diseñadora de moda sostenible la filosofía transmite un nuevo modelo de relacionarse con uno mismo y con el entorno. País afirma que el bienestar que nos aporta la ropa lo podemos encontrar en 3 niveles: el individual, como la siente uno con respecto a comodidad, tacto; el social, que transmite a los demás y el del impacto que tiene en el entorno. Pero que el consumidor actualmente casi exclusivamente se centra en el social, pocas veces en lo individual y casi nunca llega a plantearse el bienestar con el entorno. Esta diseñadora aporta una clave a tener en cuenta, ya que el consumidor puede atraer la filosofía sostenible de un producto pero sin embargo que el diseño de este no satisfaga su interés. Por lo tanto por muy sostenible que sea la producción, no lo es su consumo. En el caso de Daniela País, el reto es intentar producir piezas atemporales que cumplan las expectativas del cliente y no necesitan ser renovadas porque siguen manteniendo su interés (y calidad). Por ello sostiene que es importante enfocar no sólo en la producción y en los materiales sino también en el diseño.

• El diseñador tiene que encontrar una solución a los problemas éticos del diseño para evitar nuestra autodestrucción. Para ello se debe hacer responsable y dejar de buscar culpables, asumir riesgos y perseguir la utopía. El diseñador debe ser un agente de cambio social, como experto que ya que está acostumbrado a afrontar problemas y plantear soluciones.

• La cultura del usar y tirar debe ser rechazada para pasar a la producción de elementos duraderos y entrar en una conciencia de por qué producir en lugar de como producir.

• La puesta contra industrialización hizo reflexionar sobre las condiciones dignas de los trabajadores y uso sostenible de los recursos naturales: nadie robe al trabajador su tiempo, es decir su vida, en estos próximos días no habrá sobre nosotros la obligación de producir continuamente cosas que no deseamos, ninguna obligación de trabajar para nada (William Morris).

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