La infraestructura social, más que lugares de encuentro: cuando la convivencia pasa a ser la base de la supervivencia
La infraestructura social son los espacios físicos y organizaciones que configuran las relaciones personales.
Buena parte de los retos que tenemos ante: el cambio climático, el envejecimiento de la población, una desigualdad que no deja de incrementarse y grandes desavenencias étnicas; sólo podremos abordarlos si desarrollamos algunos intereses comunes. Cuando la infraestructura social se estropea, las consecuencias son que la gente reduce el tiempo que pasa en los espacios públicos y se refugia en la 'seguridad' de su hogar, las redes entre las personas se debilitan, aumenta la delincuencia, las personas mayores y enfermas se van aislando, los jóvenes se enganchan a las drogas y 'las pantallas', se incrementa la desconfianza y cae en picado la participación ciudadana. Es decir, una infraestructura social sólida no sólo protege a la democracia sino que contribuye al crecimiento económico.