La semana pasada asistí a la presentación del proyecto final de unas estudiantes de BAU. Sus propuestas formaban parte del final de un Master de Experimentación en Diseño, en el que he sido profesora de ética y sostenibilidad. Uno de los miembros de jurado era Markel Cormenzana y en uno de sus comentarios a las propuestas presentadas hizo este comentario: ‘A veces queremos salvar el mundo con el diseño y nos olvidamos de aquellos cotidiano, de nuestros vecinos y de nuestros amigos.’
No puedo estar más de acuerdo y es lo que intento practicar día a día como ‘activista doméstica’. ¿Cómo podemos rediseñar el mundo en clave sostenibilista y ética si somos incapaces de fijarnos en lo cotidiano? La ecología cotidiana es la base de toda estrategia ambiental. Somos las personas, en nuestra rutina, las que podemos cambiar muchos hábitos y también exigir muchos avances políticos y normativos. ¡Pero cuidado! No digo que las administraciones y sociedad civil organizada no tenga un papel importante. Lo tiene, pero hoy quiero reivindicar la importancia de lo que hacemos a diario. De los hábitos que no sólo nos permiten impactar menos con nuestra actividad habitual, sino también aquellos que nos obligan a ser más conscientes de lo que consumimos y de cómo lo hacemos.
La ecología cotidiana es la base de toda estrategia ambiental. Somos las personas, en nuestra rutina, las que podemos cambiar muchos hábitos y también exigir muchos avances políticos y normativos.
De ahí la autodenominación de ‘activista doméstica’. No me considero ‘activista’ y punto, ya que no me he atado a ninguna árbol para evitar que lo talaran (no me considero tan valiente y tengo un gran defecto, la timidez), tampoco he viajado al otro lado del mundo para reivindicar una acción ambiental (en la que creo pero por la que no estoy dispuesta a renunciar a mi rutina ordenada y a tener cerca los que quiero y que me necesitan también), tampoco dedico mucho tiempo como voluntaria en entidades y asociaciones ambientales y/o sociales (la he ido rebajando a medida que mi vida familiar se ha hecho más compleja, aunque en un momento dado fue muy importante y aprendí mucho y espero poder ir volviendo gradualmente), etc. De acuerdo, voy a manifestaciones, hago boicot a productos, veo documentales de denuncia sobre el capitalismo, apoyo al cine de autor, etc. En fin, que no soy un buen ejemplo de activista ambiental pero, en cambio, en mi día a día soy radical (siempre que puedo) para poder vivir de una manera sostenible, consciente, respetuosa … ¡y no es fácil! Es una lucha constante (por eso quiero mantener el adjetivo ‘activista’ y añadir ‘radical’) contra el sistema que se refleja en tu entorno que te juzga como una persona obsesiva, demasiado organizada y un poco ‘cansina’.
No soy un buen ejemplo de activista ambiental pero, en cambio, en mi día a día soy radical (siempre que puedo) para poder vivir de una manera sostenible, consciente, respetuosa … ¡y no es fácil! Es una lucha constante contra el sistema que se refleja en tu entorno que te juzga como una persona obsesiva, demasiado organizada y un poco ‘cansina’.
Situación cotidiana 1: ¿Cuánto pesa tu mochila #residuocero?
Salgo de casa. Hoy será una mañana larga de reuniones y es posible que tenga que comer fuera. No he quedado con nadie. De acuerdo, voy a preparar la mochila (una Eastpack con 30 años de garantía):
- Portátil protegido con una funda de Pijama de tela y cargador.
- Estuche de Back to eco de denim reutilitzado con làpiz y rotuladores de colores.
- Botella reutilizable llena de agua.
- Vaso take away para cafés y bebidas a media mañana.
- Algunos frutos secos en boc n’roll para aguantar hasta la hora de comer.
- Una bolsa de tela doblada por si he de comprar alguna cosa y evitar así la bolsa de plástico, y alguna bitsy bag dentro por si lo que compro es a granel.
- Libreta Moleskine (always!) y auriculares para oir la radio o música.
- Siempre un libro aunque pocas veces lo lea. El ‘por si acaso’ también pesa lo suyo.
- Cartera de tela para targetas, y monedero de neumático reutilizado de Bandaderodadura. Ah, i las llaves, claro.
El resultado es una mochila cargada, aunque no todo sea para evitar generar residuos. Y aún así es difícil o casi imposible evitarlos. Cualquier ataque de hambre o de sed o de dosis de café; cualquier compra no planificada; puede derivar en plásticos desechables en la basura (separativa, ¡claro!). Por eso, hay que ir ‘cargada’ de opciones y eso tiene un coste: ¡dolor de espalda!
Comprar allò més contaminant, menys saludable i més infinitament envasat és més fàcil i més barat! Crides menys l’atenció i no t’obliga a organitzar-te ni planificar. Et permet improvisar. És contra tot això que he de lluitar diàriament…
Situación cotidiana 2: ¡No seas exagerada!
Las 19:45. Llega la hora de cenar. Hoy nadie quiere hacer la cena y hacemos la propuesta clave: ‘Niños, ¿hoy biquini para cenar?’.
Niños: ¡Vale! Pero tenemos mucha hambre. ¿Puede ser ya?
Él: Sí, claro… Ui, no puede ser. No tenemos jamón dulce.
Niños: Pero queremos bikinis. Nos lo habéis dicho.
Él: (¿Ahora qué hacemos?) No tenemos jamón dulce … bajo un momento al supermercado y compro un paquete de jamón.
Yo: No, ya voy yo (estaba en pijama y muy cansada) al mercado, que aún debe estar abierto, o a aquella tienda que lo venden a granel.
Él: ¿Pero qué dices? No pasa nada, Ana, por un día que compremos el jamón envasado…
Yo: Ya, pero es que el otro además de no tener plástico es más bueno. En serio, que no me cuesta nada (¡mentira! No tengo ganas de ir pero no puedo evitarlo).
Mis hijos nos escuchan atentos y me miran con una cara que no sé interpretar: a. Nuestra madre es una frikkie y tardaremos demasiado en cenar ese bikini (lo más probable). b. Nuestra madre es una activista doméstica en la que me quiero inspirar para crecer con conciencia y coherencia ambiental (¡jajajaja! Ni hablar). En fin, que alguna vez me he plantado en la calle con una mezcla de ropa de andar por casa (mis pijamas) y un abrigo encima y unas botas sin calcetines para poder ir a comprar ese jamón dulce sin plástico y, además, a contrarreloj.
Interactivo #ObjectiuRezero de la Fundació Rezero
Podría escribir tantas de estas situaciones cotidianas… Y la verdad es que muchas tienen un punto cómico. Intentar llevar un estilo de vida más sostenible y consciente es un proceso de aprendizaje brutal. Te permite encontrar tiempo para investigar sobre lo que consumes, probar alternativas, compararlas, explicarlas y llevarlas a cabo. Todo requiere su tiempo, es un proceso. No es una fórmula mágica. No se trata de tener una caja llena de productos o gadgets para evitar las que son de un solo uso. Se trata de ser sincera con una misma, analizar qué puedes hacer en cada momento, cómo hacerlo y sobre todo, hacerlo y no frustrarte si no funciona o si no te sienta bien o si es demasiado para ti o si te sientes demasiado sola aplicándolo.
En este punto del post presento el interactivo ObjectiuRezero en cuya elaboración he colaborado intensamente con Rezero y Onebigrobot. Este interactivo es en una herramienta para acompañar en la toma de decisiones que lleven hacia un estilo de vida menos generador de residuos. Se trata de un recurso online que destaca por tener una estética luminosa y positiva que invita a saber más sin recibir consejos dogmáticos, sino proponiendo otras maneras de vivir. Y al final del interactivo se facilita una relación de todas las microdecisiones planteadas de manera atractiva y resumida. Objectiurezero.cat se estrenó el pasado 1 de julio y continuará circulando durante muchos meses apoyado en diversas campañas de comunicación y acciones de sensibilización. En el caso de este julio ha sido el #freeplasticjuly (twitter y instagram). ¡El día 30 de julio de 2019 el interactivo ya contaba con 1.600 visitas!
Porque se trata de eso, de microdecisiones cotidianas que de entrada pueden parecer insignificantes pero que sumadas se multiplican. Además, y como siempre insisto, te acercan a un estilo de vida que te sienta mejor y te hace más feliz.
La mayor parte de las microdecisiones planteadas en el interactivo ObjectiuRezero.cat consisten en estrategias cotidianas de prevención de residuos. Sólo en un par de casos hablamos del reciclaje final. Hay tanto trabajo que hacer en el marco de la prevención que no podemos dejar de hablar de ello y animar a todo el mundo a que se sume a una vida más consciente y, por qué no, más feliz.
Aquí podéis consultar algún detalle más del interactivo en la página de Proyectos.
Be the first to comment