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Formar futuros buenos diseñadores

¿Sostenibilidad=salvar planeta+reciclar?

‘No os enamoréis de vuestra primera idea’, fue una de las primeras cosas que dije a mis alumnos de segundo curso del Grado de Diseño de Elisava. Después pregunté: ‘¿qué es la sostenibilidad para vosotros?’ En el primer caso estaba frenando un proceso normal y natural, que es querer cambiar de entrada un diseño que no voces claro, pero que en realidad desconoces mucho. En el segundo caso, se trataba de promover en ellos la reflexión de qué quiere decir sostenibilidad y cómo aplicarla al diseño. La mayoría dijeron dos cosas: ‘salvar/respetar el planeta’ y ‘reciclar’.

En el primer caso se trata de una visión naíf y bastante homo/mujer centrista, o mejor dicho, paternalista. ¿Quienes somos nosotros para pensar que somos el centro del universo? ¿De verdad creemos que el planeta nos necesita para sobrevivir? ¿No es más bien al revés? Resulta que somos nosotros que lo necesitamos para sobrevivir. Por otro lado, hablar de sostenibilidad y citar el reciclaje es ir directamente al final del ciclo, sin tener en cuenta otras acciones preventivas como comprar menos, compartir lo que tenemos, reparar aquello que no funciona, evitar el uso excesivo de envases y plásticos, comprar con criterios ambientales, etc. Si todo se limita a reciclar, vamos mal. El objetivo, de hecho, sería generar residuo cero y no tener que reciclar tanto. Hacer que todo fuera más circular, que los materiales y la energía entraran y salieran de los sistemas sin generar emisiones y/o residuos.

 

Algunos de los proyectos que más me han sorprendido… positivamente

El proyecto de este curso ha consistido al rediseñar un juguete con criterios de diseño sostenible. Cuando el curso llega a su fin, las últimas semanas de clase, para mí son las mejores. Los alumnos se encuentran en la fase creativa y pueden, por fin, dar forma a sus propuestas de rediseño, hasta ahora ‘capadas’ por mí, puesto que primero teníamos que analizar el diseño de partida.

En este momento del proyecto, los estudiantes empiezan a proponer cómo mejorar el diseño que han escogido. lo tienen muy claro y coincide con su idea inicial. Otros se dan cuenta que el diseño que han escogido no estaba tan mal y que les costará mejorarlo. Otros se encuentran que su propuesta empeora el impacto del diseño inicial a nivel cuantitativo, pero no cualitativo. ¿Esto es válido?

Además, como tienen que hacer un ‘pre-prototipo’ (no se le puede llamar prototipo todavía), también ensayan sus ideas y las materializan. La mejor manera de saber si aquello que tienes en la cabeza y que has dibujado en un render y modelado en un programa 3D; tiene algún tipo de sentido, lógica y atractivo.

A continuación muestro algunos de los resultados de este año:

Como pasar de una red y base de plástico que rodea un ‘osito’ que emite un sonido divertido pero estresante si se repite constantemente, Yukis, a un sistema modulable de cartón con gráfica también modulable y que genera un coleccionable.

Como pasar de una caja con plástico, de color rosa, con dos ninfas del bosque (totalmente dirigido al público femenino); a un cilindro desmontable de material biodegradable, con una base que contiene una semilla (por eso denominan a su envase ‘pip’, semilla en inglés) que permite plantar el envase y que crezca una planta. Diseño circular.

Como pasar de un envase de cartón durable de un juguete con mucho carácter, de madera, Quixo; a otra caja de cartón, que le confiere todavía más carácter al juego y que no necesita tintas.

 

Diseñar bien es una oportunidad profesional

Puede sonar un poco extraño que diseñar bien pueda ser una manera de diferenciarse del resto. ¿Esto quiere decir que el resto lo hace muy mal? ¿No tendrían que diseñar bien todos los diseñadores y no sólo los que incorporan criterios de sostenibilidad? De hecho, muchos de los grandes diseñadores siempre han trabajado incorporando estos criterios, pero no para obtener una certificación o para poner el prefijo ‘eco’ delante del nombre de su diseño, sino porque era la mejor manera de hacerlo. El sentido común, uno de los criterios que no puede faltar cuando se pretende diseñar bien. ¿O Rafael Marquina, cuando diseñó su aceitera, la llamó la ‘ecosetrillera’? No, no fue así. Él pensó cual era la mejor manera de hacer un dispensador de aceite que no derramara, que fuera monomaterial, que se mantuviera derecho con un buen equilibrio, que fuera bonito y atractivo, etc. No la manera más ecológica de hacerlo. ¿Por qué malgastar materiales y hacer un producto que dura poco, que  no funciona bien y que no se puede reciclar nos tiene que sorprender tanto? Es lo lógico, ¿no?

Por lo tanto, después de este tercer curso en Elisava, sigo insistiendo en lo mismo a mis alumnos: diseñar bien no es tan evidente como parece. Por lo tanto, hacerlo, es una manera de diferenciarse en el mercado, de posicionarse respecto el resto y de tomar ventaja. Porque en el futuro, el diseño será buen diseño o no será.

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