Robert Thompson: «El plástico es un súper material. Hay que utilizar bien sus poderes o se puede imponer a nosotros»
El director de Materfad nos explica que no existe un material mágico, sostenible y cero impacto. Cada reto requiere una solución distinta.
Esta entrevista pretendía encontrar todas las respuestas a las mejores alternativas al plástico. Pero como dice el entrevistado, Robert Thompson, director científico de Materfad. Centro de Materiales de Barcelona, no hay material bueno o malo y no hay una respuesta que lo resuelva todo. Así pues, en esta entrevista no daremos soluciones alternativas al uso del plástico, sino que entenderemos la importancia de escoger los materiales más idóneos en cada caso. Y lo que resulta aún más importante, que el reto que realmente tenemos como sociedad es el de asumir cambios de mentalidad que nos permitan ser más eficientes.
Según Thompson, Materfad es uno de los pocos centros de materiales que existen en el mundo y que tenemos la suerte de tenerlo en Barcelona. Pero, ¿qué es un centro de materiales? Se trata de un centro de análisis, de investigación y de investigación de materiales, dirigido tanto a las empresas que fabrican los materiales como a los fabricantes, diseñadores, estudiantes y administraciones que se acercan pidiendo información y soporte. Es como una biblioteca abierta a todos con muestras de materiales (que se pueden tocar, oler, ver…) y toda la información asociada a cada uno. Pero hablemos con Robert que nos sorprenderá con el trabajo que realizan en este centro.
¿Qué papel tienen y tendrán los materiales en la consecución de un presente y un futuro más sostenible?
«Estamos hablando de ideas y de creatividad donde la materialidad es una herramienta más, no el objetivo final»
Está claro que como humanidad estamos transformando, y mucho, nuestro entorno. Mater es una empresa sin ánimo de lucro y uno de sus principales objetivos es fomentar la creatividad con el FAD, la Asociación El Fomento de las Artes y del Diseño, pero con un enfoque más sobre el material. Aunque también asesoramos sobre el enfoque de un proyecto o diseño, y no sólo sobre los materiales más idóneos a aplicar. Estamos hablando de ideas y creatividad donde la materialidad es una herramienta más, no el objetivo final.
Los materiales pueden ayudar a conseguir productos y servicios que respondan más a los retos por los que fueron diseñados. Esto lo vemos claro. Nosotros, en este marco, facilitamos información tanto de los procesos más industriales de fabricación (de qué está hecho, cuáles son sus propiedades) así como el contacto del fabricante (que puede que esté en España pero también en el resto del mundo). Ofrecemos, pues, un servicio llave en mano.
¿Entonces, usted da su opinión experta sobre la idoneidad de un material para un proyecto o producto concreto?
«Nosotros no suponemos que ningún material sea malo, simplemente es que el material tiene características y estas características pueden ser buenas o malas según la cantidad, según el lugar y según el uso, por supuesto»
Nuestro punto de vista es imparcial. O sea, nosotros no suponemos que ningún material sea malo, simplemente es que el material tiene características y estas características pueden ser buenas o malas según la cantidad, según el sitio y según el uso, por supuesto. Por ejemplo, el tema del plástico y su actual demonización. Por una parte, está justificada, ya que actualmente resultan evidentes los efectos de su acumulación en el medio. Pero habría que tener cuidado con decir que un material es bueno o malo; el plástico no es malo, lo es el uso que se está haciendo en algunos casos.
De hecho, es necesario formar a gente que sepa distinguir que la moralidad no entra en el material. Y lo que sí hace falta es pensar bien los efectos secundarios de un producto, su sistema de ideación, fabricación, distribución, uso, reparación o no y muerte del material para que este material siga con su propio valor o se integre en otro diseño. Una visión de ciclo. Éste es nuestro enfoque. Actualmente existen más de 4.600 materiales, aunque vamos recibiendo nuevos materiales cada mes y nos ponemos al día constantemente.
¿Y cómo hacéis llegar todo este conocimiento? ¡4.600 materiales son muchos! ¿Y a qué tipo de clientes ofrecéis estos servicios?
Todo esto se refleja también en una página web que puede consultarse totalmente gratis (otro aspecto también único en el caso del Materfad de Barcelona). Se trata de una base de datos pública y accesible. Aquí hemos recibido empresas, universidades, figuras políticas, profesionales del arte y la artesanía y profesorado. Y siempre estamos abiertos a recibir e impulsar nuevas colaboraciones.
Intentemos centrarnos en el material estrella ahora mismo: el plástico. ¿Cuál es su posicionamiento al respecto?
«El plástico es un súper material. Si sus poderes no los utilizamos de manera bien enfocada, puede ocurrir que éstos se acaben imponiendo sobre otros organismos, incluidos nosotros.»
La materialidad es lo que nos une a todos. ¿Qué tipo de futuro quieres? ¿Qué tipo de producto quieres? ¿Qué decisiones estás tomando? Creemos que es muy importante formar a la gente para que cuenten con herramientas para tomar decisiones propias y con criterio. Por lo que respecta al plástico, se trata de un polímero y realmente de un material increíble. En definitiva, es un súper material. De hecho, esto, que es una de sus principales virtudes, se convierte también en su principal problemática ambiental. Si sus poderes no los utilizamos de forma bien enfocada, puede ocurrir que éstos se acaben imponiendo sobre otros organismos, incluidos nosotros.
Hablemos, pues, de las alternativas. ¿Ayudáis a elegir sustitutos del plástico, por ejemplo? Supongamos que un ayuntamiento le pide ayuda para encontrar la mejor alternativa a nivel de material de un producto concreto. ¿Cómo lo abordaría?
«Nosotros no damos ninguna definición o fórmula mágica, ninguna garantía. Lo que hacemos es identificar oportunidades en base a las necesidades que identificamos, y el cliente es quien toma finalmente la decisión»
Lo que ocurre con los materiales es que la respuesta es compleja, no única. El primer paso es realizarse las preguntas adecuadas. Por ejemplo, con respecto a un objeto desechable; se trata de desperdicio ya que todo proceso sea del material que sea consume recursos y genera algún impacto. Eso sí, existen materiales menos agresivos para el medio y las personas que otros. La pregunta que también debe hacerse se refiere al modelo de negocio que debe incorporar varios criterios: que sea posible, deseable y asequible.
El modelo económico también siempre es un límite entre lo posible y deseable y lo asequible. En este marco, nosotros realizamos numerosas asesorías basándonos en las necesidades de los clientes y sus recursos. Intentar hacer balance entre sus recursos ya que ser sostenible se refiere a tres esferas y una de ellas también es la económica. No se debe despreciar esto. O sea, existen muchas variaciones y muchas variables. Entonces, nuestra asesoría siempre las tiene en cuenta todas para poder formular un plan de acción.
¡Pero, no nos confundamos! Nosotros no damos ninguna definición o fórmula mágica, ninguna garantía. Lo que hacemos es identificar oportunidades en base a las necesidades que identificamos, siendo el cliente quien toma finalmente la decisión.
Foto : Materfad
Cuesta encontrar respuestas. Supongo que esto forma parte de la complejidad de la propia sostenibilidad. Intentamos, pues, romper mitos y explicar bien las cosas para que la ciudadanía sea consciente de la importancia de los productos que consumimos y su uso.
En cuanto a las alternativas al plástico, ahora es verdad que están surgiendo muchas alternativas a lo habitual, que es lo que proviene de los combustibles fósiles, con el objetivo de tranquilizar al cliente, también al usuario final. Si es desechable, pero es de origen natural, parece que ya lo estamos haciendo bien porque todo lo natural es bueno y lo artificial es malo. Volvemos a caer en la moralización de los materiales. No se trata de esto.
Además, cuando nos presentan estas alternativas las acompañan de adjetivos como biodegradable, compostable, incluso biocompostable (que no significa nada). Y nosotros, como usuarios, asumimos que ya podemos desentendernos de este material. Aquí existe otro reto, el de explicar bien estos conceptos. Todo es biodegradable, pero el factor importante aquí es el tiempo: cuánto tarda en biodegradarse y qué elementos desprende en hacerlo. Otro tema es la compostabilidad, que requiere unas condiciones específicas sin las cuales no se degrada. Pero bueno, no es el objetivo de la entrevista, entiendo.
No, no lo es. Pero es triste que estemos utilizando de forma errónea y con objetivos comerciales conceptos tan complejos.
«No nos centramos en si el material es natural o no, sino que valoramos sus propiedades, origen y proceso de degradación, y entonces tomamos la solución más idónea«
Como he comentado anteriormente se trata de evitar simplificar problemas que no son simples. Es necesario asumir la complejidad y estar dispuesto a encontrar las mejores respuestas en base a hacerse, también, las preguntas correctas. Como comentas, yo puedo decir que un material es biodegradable, pero también debo decir en qué entorno, si necesito algunas bacterias o condiciones de temperatura y presión, etc. Entonces, en este punto, los fabricantes dicen que ponen en circulación polímeros biodegradables, pero no acompañan a este titular de la información necesaria para que aquel material no resulte tóxico, se bioacumule o directamente se acumule en el medio ambiente. Por otro lado, imagínate que eliges este tipo de material (“bio lo que sea”) para un uso que requiere de mayor durabilidad. O que no tienes en cuenta los recursos que más cerca tienes y para ser más ‘sostenibles’ decides traer materiales del otro lado del mundo.
Porque una bolsa de plástico, si la puedes utilizar mil veces, es mejor que una bolsa de celulosa que sólo puedes utilizar una vez. El plástico no olvidemos que también es de origen natural; sino, ¿qué son los combustibles fósiles? Una acumulación de árboles primitivos, ¿no? No nos centramos en si el material es natural o no, sino que valoramos sus propiedades, origen y proceso de degradación, y entonces tomamos la solución más idónea.
¿Pero eres consciente de que la ciudadanía necesita titulares, respuestas únicas? Tampoco podemos pedir a la gente que cada vez que lea la composición de un producto cuente con toda la información y el tiempo como para valorar si aquél es o no el más idóneo para su consumo. En este sentido, estamos facilitando alguna información, pero también estamos generando confusión entre los usuarios finales.
«A la ciudadanía debemos pedirles hacer lo que saben hacer y no pasarles la responsabilidad de lo que no saben hacer«
Sí, pero no podemos dar titulares únicos porque no serían verdad. La sostenibilidad es un proceso de actitud más que un proceso ligado a un material. De hecho, no somos una cultura materialista porque no tenemos respeto a los materiales y los utilizamos como medios para conseguir otras cosas. A la ciudadanía debemos pedirles hacer lo que saben hacer y no pasarles la responsabilidad de lo que no saben hacer.
¿A qué te refieres con esta última afirmación?
«Los fabricantes no deberían poder poner en circulación productos que utilicen erróneamente los materiales»
Quiero decir que aunque encuentro una buena estrategia el reciclaje, no es recomendable dejar demasiado poder en manos de la ciudadanía que, en muchos casos, no sabe todavía separar bien y tiene dudas. Yo creo que es mejor que las directivas incorporen toda una serie de requerimientos que sean de obligado cumplimiento y hagan que los fabricantes no pongan en circulación productos que utilicen erróneamente los materiales. Pero como ya he dicho, no tengo la solución, de hecho, ésta no existe. Porque el mundo, por definición, no es sostenible y todo cambia constantemente.
Yo creo que no podemos exigir un buen reciclaje si no exigimos, en paralelo, el desarrollo de una logística de los materiales. Ya no es suficiente con escoger entre polímeros o plásticos, cartones o húmedos. Se trata de un filtro muy básico. Es necesario desarrollar tecnologías que sean capaces de identificar rápidamente diversos materiales y separarlos, poniendo las condiciones correctas en cada caso y haciendo posible que éste sea reintroducido de nuevo en la cadena de valor de la producción. Se trata de ‘upcycling’, también conocido como reutilización creativa, que consiste en el aprovechamiento de productos, materiales de desecho o residuos para fabricar nuevos materiales o productos de mejor calidad.
Lo realmente transformador es el cambio de mentalidad, consumir menos y no hacerlo todos de la misma manera. Me explico. Si todos nos volvemos vegetarianos de repente o veganos, esto también tendría efectos destructivos y muy insostenibles en el mundo. Se necesitan equilibrios, siempre. O si, por ejemplo, todos sustituimos el plástico por celulosa, acabaremos con la celulosa en el mundo; por muy bueno que sea ese material. Por tanto, el plan no es dar una solución única y aplicarla todos de la misma manera. El fanatismo no es bueno en ningún sentido, aunque el objetivo sea reducir la contaminación que genera todo lo que consumimos.
Es necesario que cada uno de nosotros tome las mejores decisiones y asumir, que en algunos casos, quizás tenemos que escoger opciones que no nos gustan tanto como comer menos o movernos menos. Y también es necesario asumir que vivimos en un planeta ineficiente. Un 57% de la energía que generamos la derrochamos: o porque no nos acabamos el bocadillo del desayuno o porque frenamos demasiado cuando vamos en coche. Por tanto, nos toca ser eficientes en lo que hacemos.
Quería que ésta fuera una entrevista para encontrar la solución a los materiales alternativos al plástico y resulta que acabamos hablando de la eficiencia de nuestro planeta y de comer menos para ser más sostenibles. Reflexiones filosóficas cuando lo que queremos son soluciones científicas.
«Tú y yo somos plástico también. De hecho, somos 3 o 4% plástico porque nos guste o no, lo estamos absorbiendo constantemente»
Es que aunque no queramos ser filosóficos lo acabamos siendo porque tú y yo también somos plástico. De hecho, somos 3 o 4% plástico porque, nos guste o no, lo estamos absorbiendo constantemente. Pero antes de que la industria hiciera suyo este material ya éramos plásticos, porque el plástico es uno de los materiales más exitosos que existen en la naturaleza. La composición y conformación de este plástico es lo que puede llegar a ser un problema.
Por ejemplo, la quitina es una sustancia formada por glúcidos nitrogenados, insoluble en el agua, que constituye el material principal del que están constituidos los artrópodos. Se trata de un biopolímero proteico que se está desarrollando desde hace 10 años hasta la actualidad y que se extrae de los caparazones de insectos. Esto se puede desarrollar para generar un plástico resistente al agua que pueda sustituir a las bolsas de plástico, que si no las reciclamos se van al mar y en cuestión de un mes se biodegradan. Hasta aquí, las respuestas que desea: materiales mejores que los plásticos y que puedan realizar su función. Pero si en este tiempo previo a su degradación, un delfín se la encuentra, puede que se ahogue con ella. La quitina se convierte en una solución a corto plazo.
Creo que lo iremos dejando aquí porque hay mucho que hablar sobre el mundo de los materiales, por lo que veo. Entonces, en conclusión, aunque sé que no crees en las soluciones únicas: ¿el material no es tan malo?
«Lo que resulta tóxico en los plásticos son los plastificantes que son añadidos químicos que se añaden a los plásticos para que éstos tengan propiedades de mejor prestación»
De hecho, lo tóxico en los plásticos son los plastificantes que son añadidos químicos que se añaden a los plásticos para que éstos tengan propiedades de mejor prestación, para que cuesten menos de fabricar, para que sean más viscosos, para que tengan un color verde ‘pantone xx’, etc. Hemos hablado mucho de los plásticos, pero la gente no piensa, o no sabe que no es el polímero en sí lo malo, sino que lo que nos está contaminando más son los añadidos químicos que no sólo se incorporan a los plásticos sino que también se añaden a otros materiales.
Por tanto, nos estamos centrando en un material y no en los productos químicos que también se pueden encontrar en otros materiales. Se desvía nuestra atención y el problema sigue o se hace mayor. Es decir, también hay que centrarse en estos químicos y cómo reducir sus efectos negativos o incluso minimizar su necesidad: puede que no sea tan suave o de ese color. Pero como ya he dicho antes, esto va ligado a un cambio de mentalidad que nos permita asumir que los productos pueden cambiar y que no encontraremos una opción que satisfaga cada uno de nuestros caprichos.
Entonces, dentro de 10 años, la siguiente década, ¿qué nos tocará hacer?
El problema no es que haya demasiados materiales innovadores, porque hay y cada vez más. El reto es si sabremos cuál es la mejor fórmula; porque no hay un algoritmo que nos diga qué debemos hacer y cómo. Y si ese algoritmo existiera tampoco sería válido, seguramente, porque lo que hoy es válido puede que no lo sea mañana.
Lo que hace falta asumir es que todo cambia y que el ‘material’ más evolucionado que tenemos es ‘la vida’. Por ejemplo, hoy en día sabemos que el polietileno se puede digerir con champiñones, concretamente con el Aspergillus Tubingensis que es un hongo saprofito de hábitats húmedos que es capaz de digerir ciertos polímeros típicos del packaging. Se trata de cerrar el ciclo.
Debemos ser conscientes de que la humanidad tiene buenas intenciones. ¡Esto es bueno! Pero las catástrofes están pavimentadas por buenas intenciones sin conocimiento. Y hay que asumir que la sostenibilidad también debe equilibrarse con la libertad social de cada país y del mundo entero.
Mejor no seguimos este hilo que entonces sería necesaria otra entrevista.
«El futuro será de la información. De una red que estés donde estés te permitirá transformar la materia de forma más eficaz»
Sí, mejor. Así, como ya he dicho, si nos centramos en el material, como es el caso del plástico, no resolvemos el problema porque después tendremos un problema con el uso masivo del material que lo sustituya.
O sea, la solución es que no existen soluciones, porque de cada solución nacen más problemas. Pero tampoco existen más problemas porque de cada problema nacen más soluciones.
El futuro será de la información. De una red que estés donde estés te permitirá transformar la materia de forma más eficaz.
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